septiembre 25, 2006

Sobre peceras y recuerdos

Más literatura
Escamas
Víctor López Jaramillo
Si cada recuerdo fuera una escama, los seres humanos serían una especie de peces impenetrables,
invulnerables gracias a su pasado. Pero el pasado más que herir, pesa y algunos acaban ahogándose en ese océano, del tamaño de una pecera, que los que se sienten sabios llaman vida.

Al menos eso pensó Rocío mientras veía al pez anaranjado dar varias vueltas sin rumbo ni destino dentro de su pequeña pecera de cristal, al cual, por influencia de su pequeña hija, había bautizado como Nemo.

Para ella era el pez sin escamas, sin pasado ni futuro, ni vida ni océano, que nunca sería libre, pero que en su bolita de cristal ignoraba todo y era feliz golpeando sus aletas vírgenes de sal de mar contra su pecera-prisión.

Y como el grito del presente carece de esas cosas del pasado y el porvenir, alzó la voz para regañar a la pobre Camila que quería sacar al pez sin felicidad ni tristeza de la pecera para enseñarlo a volar, para demostrar que al menos la evolución es posible en tres segundos si vives sin pasado ni futuro.

Pero Camila ya no estaba, en algún momento se había esfumado sin dejar rastro, sólo Nemo continuaba con sus estériles vueltas.

Y Rocío seguía con sus escapes inútiles de la nada, sólo mirar la carencia de tristeza o felicidad del pez la consolaba. O quizá le causaba envidia.

Rocío quería vivir sin pasado ni futuro pero el peso de las escamas acabó hundiéndola.
Imagen tomada de static.flickr.com/44/116425805_f7d47b7328_m.jpg

No hay comentarios.: