En la república de la caricatura política
Elena Poniatowska, escritora
I
En 1903, en el México del Porfiriato, una caricatura en donde se hacia mofa del dictador Díaz, publicada en el periódico el Nieto del Ahuizote, provocó que los directivos, entre los que destacaban los hermanos Flores Magón, tuvieran la dicha de pasar unos días en la cárcel, cortesía del primer mandatario de la nación.
En 1972, en el México del Priato, en un programa de Televisión, Manuel Valdés, que por algo lo apodan “El Loco”, tuvo la ocurrencia de soltar la siguiente broma: “¿Cuál fue el primer presidente bombero? Bomberito Juárez”, lo cual le acarreó una fuerte multa por parte de
¿Qué tienen en común estos dos episodios? Pues que se conjuga la risa con la política. La carcajada puede provocar en un político más daño que un desafuero. Y no porque altere su estatus como gobernante, sino porque va directamente a donde más duele a dichos personajes públicos: al orgullo.
¿Condenar la risa? Imposible, aunque haya habido intentos y hasta discusiones filosóficas sobre su valor, como la que se trata en un capítulo de la célebre novela “El nombre de la rosa” del italiano Umberto Eco, en donde en el ficticio segundo tomo de
¿Veneno? Esa es la palabra que andaba buscando. La caricatura política, al ser una conjunción entre risa y política, es un peligroso veneno contra el dogmatismo político y la versión de los poderosos. Es la humilde venganza de los que padecemos los desvaríos de los que dicen llevar las riendas de la nación.
Es la chispa de la inteligencia que arranca una sonrisa a costa de los desvaríos de aquellos que se sienten dueños del país, estado o municipio.
II
Hace tres años, en una entrevista para
El México del siglo XIX fue convulso, rehén de las facciones políticas que ante una nación que no acababa de forjarse y un estado inacabado, parecía condenado a ser absorbido por su vecino del norte o por una potencia europea.
Sin embargo, en medio de ese oscuro horizonte, muchas de las mentes más brillantes del XIX encontraron una luz en el periodismo, que se convirtió en la vía de propagar su pensamiento y discutir en el foro público de la naciente patria sus ideas.
Momentos cumbres de la prensa mexicana se dan justamente en el periodo de
Y en este contexto no debemos olvidar el rol que jugó en este mundo de ideas plasmadas en papel la caricatura política, que a la par que declinaba la libertad de imprenta en el país durante el Porfiriato, tiene sus momentos más luminosos en las paginas del Nieto del Ahuizote, como ya mencionamos al inicio.
III
En el 2003, en el México de Foxilandia, arribó a la alcaldía de San José Iturbide un político de viejo cuño llamado Javier de
Sin embargo, aunque a De
Y así, gracias a los desvaríos de la administración municipal que facilitaban el trabajo del monero de El Reloj, cada miércoles nació una nueva tradición en San José Iturbide. Ver en la página tres ó cuatro el nuevo mono, que se convirtió el más fiel reflejo del nivel que había alcanzado la política en nuestro municipio e incluso en el país: una caricatura.